La funcionalidad lleva un tiempo integrada y no viene mal recordarla (quizá te suena haber leído algo pero luego no has reparado más en ella) y descubrirla. Así se evitan molestias y situaciones incómodas como la de coincidir en un grupo con alguien con el que no se desea mantener contacto alguno. Y, por otro lado, en lugar de verse inmerso de repente en un nuevo grupo, el hecho de poder decidir antes si se desea entrar o no(si hemos puesto un filtro, nos llegará una invitación al respecto) resulta sugerente.
Los pasos para fijar un coto en lo relativo a quién puede añadirte a un grupo de WhatsApp resultan muy sencillos y son casi idénticos en las versiones para Android e iOS. Más allá de los diseños diferentes, en la práctica la ruta solo cambia en el punto de partida, ya que en Android hay que ir a la parte superior derecha, en el icono de los tres puntos, y darle a ‘Ajustes’, mientras que en iOS el menú general figura en la parte inferior, donde entraremos en ‘Configuración’.
Acto seguido, pulsamos en ‘Cuenta’ y buscamos ‘Privacidad’. Lo que queremos encontrar está en ‘Grupos’. Ahí comprobaremos que cualquiera puede añadirnos a un chat, ya que de manera predeterminada está aceptada la opción ‘Todos’.
Si en su lugar elegimos ‘Mis contactos’, cerraremos la vía a que nadie ajeno a nuestra realidad digital nos importune. Si queremos ser más específicos, ampliar la criba y aprovechar para que ese contacto con el que estamos molestos nos añada a algo, nos decantaremos por la alternativa ‘Mis contactos, excepto…’. Al darle, veremos que aparece nuestra lista de contactos y tan solo tendremos que seleccionar al amigo (o enemigo) ‘señalado’.
Como se ha indicado antes, una vez cambiado lo de ‘Todos’, como WhatsApp explica en letra pequeña debajo de estas tres posibilidades, los administradores que no te puedan añadir a un grupo tendrán la opción de invitarte por mensaje privado. En nuestra mano quedará decir sí o dejar pasar la propuesta.